Teléfonos eróticos, un mundo lleno de secretos
Hace algunos años, en la década de los 90´s, las líneas o teléfonos eróticos contaban con una realmente buena posición, lo que quiere decir, que se trataba de un gran negocio, el cual lograba hacer oro con la mente ardiente de sus clientes y cada segundo (hablamos literalmente del placer).
El nacimiento de los teléfonos eróticos
No obstante, no fue sino hasta el 2006, que el entrevistado en este post, llegó a este viejo y prometedor negocio que se encontraba sumergido en una crisis después del boom que tuvo el porno gratis online.
Tom, un joven gay de veinte años que se encontraba en busca no solo de independencia económica sino también de nuevas experiencias, poseía un trabajo, aunque para un joven con expectativas eso no logró ser suficiente. Y dejándose llevar por su curiosidad, Tom optó por probar suerte dentro del mundo secreto de los teléfonos.
Según Tom, él experimentó por una noche y le funcionó, incluso también comentó que se le daba bien y que la mayoría de sus llamadas solían pasar los 20 minutos.
Él piensa que el haber aprendido en casa algunas prácticas y términos, le hacía más sencillo el lograr captar a sus clientes. Igualmente dice que lo ayudó mucho su capacidad para oír e improvisar. Asimismo, explica que solamente era una persona cuando atendía el teléfono, compartía un mundo de secretos, que causaba que los clientes se corrieran al escuchar su voz y después le colgaban.
El trabajo amateur detrás de un teléfono erótico
Tom cuenta que su trabajo en el teléfono erótico era realmente muy amateur, al contrario de otras empresas que son especialistas en brindar servicios para cumplir cualquier tipo de fetiches y fantasías sexuales.
No obstante, en ciertas ocasiones, se vio en la obligación de dar vida a distintos personajes debido a las peculiares peticiones que hacían sus clientes.
A pesar de que en teoría, su misión consistía en escuchar las fantasías de las personas que lo contactaban, elaborarlas a medida que progresaba la llamada o mantener la complicidad entre el cliente y su tele-operador, Tom comenta que el servicio no siempre era de esa manera. Indica que generalmente los clientes deseaban hablar y sentir que los escuchaban.
El sexo telefónico es una vía de escape
Recibía llamadas de múltiples personas casadas las cuales le contaban sus fantasías como una vía de escape, ya que era la única forma en la que podían sentir que estaban con otra persona que no fuese su pareja. De modo que éstos solían ser los que se enganchaban con mayor facilidad y repetían el servicio.
Algunas personas que no conocen el mundo secreto del teléfono erótico, piensan que la clase de clientes que solicitan estos servicios suelen ser el típico “adolescente hormonal” o “tío pajillero”. No obstante, no hay un perfil heterogéneo.
Lógicamente, la mayor parte son hombres aunque de acuerdo con Tom, el 20% de sus llamadas eran de mujeres, de modo que se desmonta aquel mito de los 90´s el cual afirmaba que el mundo secreto de los teléfonos eróticos era sólo para hombres casados, antisociales y/o pervertidos.
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